LA EDUCACIÓN MUSICAL EN EL NIVEL INICIAL.
La música es un arte sublime que surge como un hacer natural y cotidiano en las sociedades. Esto ha sucedido desde siempre; y es este carácter de la música, tan plástico y tan generosamente invasivo como la luz del sol, lo que aparentemente la vuelve un asunto complicado y difícil para integrar en un plan de estudios.
La formación musical es un vehículo de lo más eficaz para despertar en el subconsciente del alumno/a todas las motivaciones y valoraciones sensibles, estéticas, artísticas, físicas, emocionales y sociológicas que lo moverán a interesarse por el conocimiento de las demás artes.
La selección de las actividades musicales en la infancia en el NIVEL INICIAL es algo que debe ser cuidadosamente estudiado. Debemos partir de unos adecuados criterios pedagógicos para seleccionar las condiciones ambientales más propicias de manera que se potencie no sólo el desarrollo de las habilidades musicales, sino también el de las cognitivas, afectivas o lingüísticas.
. Importancia de la educación musical en el nivel inicial desde el punto de vista integral.
El dominio de las actividades artísticas debe ser pleno pues son ellas las que le brindan la mayor oportunidad de adquirir una formación integral al niño/a, y una disciplina de trabajo que lo conduzca a obtener no solo el conocimiento necesario de la vida, sino el gozo en la adquisición de todos los elementos que contribuyen a su avance formativo.
La música conjuntamente con la rítmica, las artes plástica y la dramática ocupan un lugar primordial en la educación armoniosa de la infancia y contribuye no solo un importante factor de desarrollo, sino también un medio para calmar las tensiones, equilibrio y en otros casos el exceso de energía en los niños/as.
Cuando un niño/a muestra una reacción placentera ante la música, ya sea intelectual, física, sensual o emocional, podemos concluir que ese niño/a es de alguna manera sensible a la música, y la música es valiosa para su educación.
Edgar Wilems dice que, “la música favorece el impulso de la vida interior y apela a las principales facultades humanas: la voluntad, sensibilidad, amor, inteligencia, imaginación creadora.” Por eso el docente en su tarea como educador deber ser responsable, y transmisor de placer por la escucha, o por la producción. Es responsable de la incentivación y estimulación de los niños.
¡Qué responsabilidad más grande!, ¿no?.
Los niños y la música.
Los niños disfrutan de la música, gustan de ella. Se emocionan al ir experimentando emociones, sentimientos, gozando con los sonidos, que oyen y producen. Es un lenguaje que permite que los niños se comuniquen con el interior de sus sensaciones, y a la vez entre ellos.
Pueden hacer música, pueden expresar a través de sus composiciones e improvisaciones, con sencillos materiales los sonidos que mejor comunique lo que sienten.
Es en el contacto con los otros niños y con la docente que se enriquece este don musical que el niño posee. Se puede acrecentar la evolución de capacidades naturales, y la construcción progresiva del conocimiento, sin olvidarnos del goce, y la vivencia, puesta al servicio de la creación musical.
La canción es uno de los medios más representativos para introducir al niño en el mundo de la música, dado que a través de ella, ya fuera escuchándola o asumiéndola como una actividad, se pone en juego elementos imponderables; el ritmo, la entonación, la inclinación.
El niño nace al mundo del arte popular a través de una sabia conjunción de poesía y música.
Ese mundo poético convocado por las primeras manifestaciones aumenta su valor afectivo y su fuerza comunicativa.